sábado, 4 de junio de 2011

Bernardo STAMATEAS: Quererte Mucho Más


El reconocido guía espiritual –que lanzó su nuevo libro Quererme más: ideas prácticas para sanar y fortalecer la autoestima– habla de la culpa, de su prédica religiosa y cómo superar momentos de crisis. “No nos permitimos disfrutar de nuestros logros.”

Sexólogo y teólogo, de apellido y familia griega (“como Aristóteles”, dice él mismo con autoironía), fundador de un templo evangélico que arde, literalmente, todos los domingos (tocan bandas evangélicas, hay coros, chicas que bailan y rapean y mucha, mucha gente). Músico amateur, ajedrecista ídem, eficaz acompañante terapéutico, al punto que los mineros chilenos cuando quedaron sepultados a 3000 metros del suelo requirieron sus consejos. Pero, sobre todo, bestseller de un público por lo general impermeable a la lectura. Bernardo Stamateas es autor de más de 40 libros, entre ellos, Resultados extraordinarios, Gente tóxica, Autoboicot, aunque aclara “no sé bien cuántos, ya perdí la cuenta, llegué a escribir cuatro libros en un año”. Lo lee gente seria y gente que no, al menos para los intelectuales y los jóvenes modernos, tan irónicos, que muchas veces lo entrevistan con saña. Lo adoran Graciela Alfano, Marina Calabró, Mirtha Legrand, Susana Giménez, Maximiliano Guerra y la senadora María Eugenia Estenssoro, que ocupó el centro de la mesa en la presentación en la Feria del Libro del último libro de Stamateas, y casi no dejó hablar a nadie.
Justamente en su último libro, Quererme más: ideas prácticas para sanar y fortalecer la autoestima, arranca con un adecuadísimo prólogo de Diego Heller. Stamateas expone en once capítulos un alud de consejos para quienes, a toda costa, quieren lograr lo que se proponen, más allá de una ética en común con el resto de los mortales (es lo que enseña el psicoanálisis, también). Un católico que perdió la fe, una anciana que encuentra una paz que no hallaba desde hace dos años, cuando murió su marido, o “casos” más graves: una mujer grande, renga, que tiene seis hijos adolescentes y vive con su madre, y no puede dejar ese nido materno por motivos económicos, o un chico que se fumó 240 dosis de paco, no durmió en ocho días y quiere empezar una nueva vida…
Con ellos trabaja Stamateas. Su objetivo parece claro: ayudar o colaborar para que la gente mejore lo que creen que deben mejorar. De ahí que resulte ridículo exigirle a él, frente a estas urgencias, definiciones, teorizaciones, argumentaciones.

–En su anterior libro, Autoboicot señalaba algo que dijo Sigmund Freud, sobre aquellos que cuando “triunfan, fracasan”.
–Freud hablaba de cómo la culpa aparece en mucha gente que tiene éxito. La culpa existe desde que existe el ser humano y es la “bronca” contra uno mismo. Es esa voz interna que dice “no me lo merezco” y eso hace que cuando estemos bien inventemos un “displacer” para estar mal. Mucha gente, cuando está bien, se impide decir “estoy contento” e inventa la culpa. Por ejemplo: “Tengo trabajo, pero me queda lejos.” No nos permitimos, en muchas ocasiones, disfrutar de los logros alcanzados. Es cuando tenemos que curar y fortalecer nuestra autoestima
–Cuéntenos algo sobre su ascendencia griega.
–Mi papá es griego y mi mamá es argentina pero se crió en Grecia, y mis abuelos también eran griegos. Yo aprendí griego de muy chico, de hecho en mi casa siempre se habló un griego españolizado. Tanto, que de chico yo hablaba mejor griego que español y mis compañeros muchas veces no me entendían, por eso tuve que pedirle a mi mamá que me hablara más en español. La cultura griega siempre fue muy fuerte en mi casa y me inculcaron desde siempre el amor por la filosofía, el trabajo, la familia. Son valores muy arraigados en mí desde siempre
–Estudió psicología y teología, ¿no suenan como disciplinas muy alejadas entre sí?
–La realidad es que hoy existe un diálogo interdisciplinario, dado que cada disciplina ve al hombre desde una óptica particular. La filosofía, la teología, la psicología, por ejemplo, ven al hombre parcialmente y se enriquece con la visión de cada una de las otras disciplinas. Lo mismo ocurre en la medicina, cuando el médico clínico trabaja, por ejemplo, en conjunto con el ginecólogo y el psicólogo. El objetivo es tener una vision integral de la situación y no competir, sino complementarse. Las guerras antiguas entre la teología y otras disciplinas, gracias a Dios, ya no existen.
–De joven realizó una larga pasantía en el Hospital de Clínicas. ¿Recuerda alguna anécdota?
–Me formé en sexología y en educación sexual en Ludias (Lugar de Docencia e Investigación de Sexología) con el doctor Juan Carlos Kusnetzoff. Una de las cosas que más me impresionó fue que en la mayoría de los casos, desde que alguien nota que tiene un problema sexual hasta que pide ayuda, pasan, por lo menos, dos años. Y sin embargo se sorprenden cuando se dan cuenta que su problema no es único y que mucha gente lo padece. Por suerte, hoy en día el pronóstico en general es muy bueno, gracias a las técnicas de avanzada para tratar problemas como la eyaculación precoz, vaginismo, la disfunción eréctil, etcétera.
–“Ayudar a que la gente tenga mejor calidad de vida y a que alcance la paz espiritual. El medio fue la religión evangélica”, dijo. Puede contarnos acerca de su templo, cómo surgió la idea…
–La Iglesia Bautista tiene más de 100 años en nuestro país y pretende llevar como mensaje que el hombre puede acercarse a Dios y vivir una espiritualidad sin culpas ni miedos. Los seres humanos buscamos una experiencia espiritual que nos dé paz y fuerza interior para pasar los momentos difíciles que todos vivimos. Hoy, en el país, la gente busca paz interior, fuerza para pasar las crisis. El sentimiento más poderoso que existe es la esperanza: esperar algo mejor. Hay gente con la autoestima muy debilitada, sin esperanzas y sin proyección de futuro, pero cuando comienza a relacionarse con otras personas y a escuchar otras experiencias es cuando la autoestima comienza a sanarse, hasta recuperarse y tener una autoestima sana. Así, mucha gente ha salido de situaciones límite, como la droga, la delincuencia o la prostitución. Hay una fe que es altamente terapéutica, y hay otra fe que puede enfermar si mete miedos y culpas. Tener nuestra autoestima sana, valorarnos, tratar de ser mejores, afecta todas las áreas de nuestra vida y para crecer en proyectos personales, en nuestra vida afectiva y espiritual, debemos hacerlo en una forma integral. Durante mucho tiempo, la gente se dedicó al materialismo como solución a sus problemas y hoy sabemos que el materialismo ha fracasado. Tener más juguetes no nos hace felices si es que no tenemos una vida espiritual plena. No podemos disfrutar una cosa sin la otra. Las dos van de la mano, pero es sintiéndonos bien por dentro cómo podremos disfrutar lo que tenemos en el mundo material. Y no al revés.
–Trabajó ocho meses ad honorem en la Casa Rosada “contestando cartas que le enviaban al ex presidente Néstor Kirchner”
–Fue una experiencia maravillosa. Había un equipo operativo que respondía todas las cartas que llegaban a la Casa de Gobierno. Generalmente eran referidas a necesidades básicas como sillas de ruedas, medicamentos, falta de cobertura médica. Pero al estar en situaciones límite, mucha gente expresaba emociones que había que contener, como suicidios, depresiones, angustias. Entonces yo asesoraba a quienes respondían y derivaban las cartas a los sectores correspondientes sobre la mejor forma de dar respuesta para que esas emociones no se desbordaran, causando acciones irreparables. Fue una experiencia maravillosa, ya que pude ver de cerca el compromiso de todo ese equipo por ayudar a la gente y tender una mano a quienes más lo necesitaban. <

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